jueves, 22 de abril de 2010

¿HASTA CUANDO, CHAN LI PO?




Cuando leía mi propio post, recordé a Chan Li Po . Me imagino que conocí al actor Aníbal de Mar en su otra caracterización, en Pototo y Filomeno. Por la edad y todo eso. Pero me gusta Chan Li Po. Escuché muchas veces su frase sobre la paciencia, porque había pasado a formar parte de la jerga popular. Aníbal de Mar hizo la caracterización de un detective chino. Un poco hardboiled detective, del film noir y un poco trasladando el personaje de otro detective chino, Charlie Chan, creado por The Saturday Evening Post, (Earl Derr Biggers), en los 20’s y los 30’s; y un poco por la creación de Feliz B. Caignet, el precursor cubano de las radionovelas, y las telenovelas, y todas esas historias por entregas del siglo XX y lo que va del XXI. A diferencia de su homólogo americano, Cha Li Po era serio, caballero, juicioso, un gentleman. Las aventuras de Chan Li Po comenzaron a radiarse a través de una emisora santiaguera, pero llegaron rápidamente a los aires nacionales. A las 8 de la noche, todos los que tenían radiotransmisor y sus vecinos, escuchaban las aventuras del detective chino. Pero sucedió que por entonces, el cine hacia de las suyas. Por fin, y temprano si comparáramos con otros países, el cine sonoro comienza a producirse en Cuba. Y el primer largometraje es precisamente basado en un episodio de Chan Li Po: La serpiente roja. Se cuenta que el 19 de julio de 1937 se estrenó en labana la primera cinta sonora, dirigida por Ernesto Caparrós, fallecido en el exilio, y protagonizada por Pituka de Foronda, actriz canaria, a quien se puede ver en muchos viejos filmes mejicanos, y por Anibal de Mar, nuestro Chan Li Po. La primera película sonora cubana se desarrollaba en una mansión inglesa, por ese complejo del indiano, que no dejamos todavía: las cosas buenas, las importantes, suceden en el viejo mundo. Todavía a la sazón, los intelectuales se sienten “realmente reconocidos”, si conquistan esos predios. A nadie le interesaría ser reconocido en Jatibonico o Taguasco. Verdaderamente eso no sería muy edificante en términos económicos. Quizás sería hermoso. En la cinta podemos ver a un “Filomeno”, joven, delgado, achinado como un chino, que dice, una vez más: “Pachiencha, tenga’ mucha pachienchia”. La película fue más bien mediocre, pero en cambio recaudó con creces lo que había gastado en producción. Digamos que fue un éxito económico, lo que nunca ha tenido que ver con el valor artístico, hasta nuestros días, pero la frase de Chan Li Po, ha pasado a formar parte del imaginario nacional. Sobre todo en los últimos cincuenta años, donde el Poder ha pedido a la gente común, que tengan “Mas pachienchia”, en múltiples ocasiones. ¿Hasta cuándo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

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