Con motivo de la discusión en el Congreso del proyecto de ley “Ley de reforma a las restricciones de los viajes y promoción del comercio”,”(H.R. 4645) un grupo de 74 activistas, miembros de la sociedad civil, blogueros, católicos y presos políticos, han redactado una carta desde Cuba, instando su aprobación.
La ley, levantaría las restricciones de viajes a Cuba para todos los estadounidenses y facilitaría la venta de productos agrícolas a la isla.
La carta, ha provocado las mas encontradas opiniones entre los cubanos de la isla y del exilio.
Los firmantes señalan que “el aislamiento del pueblo de Cuba beneficia a los intereses más inmovilistas del gobierno, mientras que la apertura sirve para informar y empoderar a los cubanos y ayudar a un mayor fortalecimiento de nuestra sociedad civil…Al paso del tiempo hemos comprobado que el régimen cubano no se abre plenamente ni al mundo ni a los propios cubanos porque a lo que más teme es a la apertura, a la libertad de comercio y a la libre empresa, al flujo de información y a la comunicación directa entre los pueblos”.
Si alguien tiene dudas acerca de estas afirmaciones, es que no tiene la más mínima idea de la historia de estos cincuenta años en la isla infinita. El gobierno cubano se ha valido del autobloqueo, sobre todo de ideas, de la desinformación o de la información parcializada que pregona las “maldades” del mundo occidental, los horrores del capitalismo, para formar un “hombre nuevo” que observa el mundo del otro lado con una mezcla de odio y amor. El sistema cerrado, empleado con mucho éxito por los antiguos países socialistas y la Unión Soviética, ha rendido su dividendo a los gobernantes cubanos, ávidos siempre de copiar las lecciones de supervivencia de sus mayores. Y a la censura oficial se incorporó la autocensura tejida finamente en la práctica de la gente.
Pero los tiempos han cambiado. Precisamente gracias a la tecnología, las noticias corren rápidamente y la impunidad del Poder se tambalea. En otros tiempos el mundo no hubiera conocido de la muerte de Orlando Zapata, ni de las vejaciones a Las Damas de Blanco. El mundo ha comenzado a cambiar de opinión sobre la llamada “revolución cubana”, gracias a que al fin comienza a conocer de sus horrores. El aislamiento sólo ha servido para mantener el Poder y para dejar desnudos a los que se le oponen. Es perfectamente conocido que cada gestión de apertura iniciada por el gobierno de Estados Unidos se ha visto frustrada por una medida draconiana, por llamarla de alguna manera, ejecutada por el Poder. A los esfuerzos del gobierno del presidente Carter, el gobierno cubano respondió con su famosa operación Caballo de Troya: Mariel; a las gestiones en época de Clinton, el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. A veces me he preguntado si no haber apoyado la invasión de Bahía de Cochinos, no habrá costado la vida a Kennedy. La apertura es y ha sido sobretodo temida por el Poder, que no hace mucho ha llamado a la Internet, potro salvaje, al que hay que domesticar. La copia del acta de condena al preso de conciencia Ariel Sigler Amaya que circula por Internet en estos días, demuestra el miedo que el gobierno cubano siempre ha tenido a la libre información. Condenado a 20 años de prisión por tener una biblioteca independiente, y sus libros dispuestos para incineración. Libros quemados en la hoguera… parece un cuento medieval.
Al gobierno cubano habría que haberle declarado la paz hace mucho tiempo. Ahora estaríamos hablando de otra cosa.
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1 comentario:
It is a pity, that now I can not express - I am late for a meeting. I will be released - I will necessarily express the opinion on this question.
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