domingo, 10 de octubre de 2010

Maria Zambrano y el exilio

“…la patria es el mar que recoge el rio de la muchedumbre. Esa muchedumbre en la que uno va sin marcharse, sin perderse, el Pueblo, andando al mismo paso con los vivos, con los muertos. Y al salirse de ese mar, de ese rio, solo entre cielo y tierra, hay que recogerse a si mismo y cargar con el propio peso; hay que juntar toda la vida pasada que se vuelve presente y sostenerla en vilo para que no se arrastre. No hay que arrastrar el pasado, ni el ahora; el día que se acaba de pasar hay que llevarlo hacia arriba, juntarlo con todos los demás, sostenerlo. Hay que subir siempre. Eso es el desierto, una cuesta, aunque sea en el desierto. Esa cuesta que sube siempre y por ancho que sea el espacio a la vista , es siempre estrecha. Y hay que mirar, claro, a todas partes, atender a todo como centinela en el último confín de la tierra conocida. Pero hay que tener el corazón en lo alto, hay que izarlo para que no se hunda, para que no se nos vaya. Y para no ir uno, uno mismo, haciéndose pedazos. No hay que arrastrar el pasado, ni tampoco olvidarlo…”

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