miércoles, 6 de agosto de 2008

Cuecen habas

Hace más o menos un mes, Robert Mugabe ganó las elecciones en Zimbabwe. Este señor tiene 84 años y en algún momento de su historia personal fue considerado una figura esperanzadora en la etapa poscolonial africana. Estuvo en la cárcel desde 1964 hasta 1975, donde estudió leyes. Después dirigió el movimiento independentista contra los colonialistas blancos, en lo que era Rhodesia del Sur, hoy Zimbabwe, y se convirtió en Primer Ministro en 1980. En sus primeros años construyó escuelas, hospitales, carreteras y promovió la paz. Hasta los mismos ingleses lo nombraron “Caballero”. En 1987, después de una revisión de la Constitución, se convirtió en Presidente. Pero ya por este entonces se había vuelto intolerante con la oposición. En los ochenta, masacró 20,000 personas de la tribu Ndebele que apoyaban a un rival político. En 1998 envió miles de soldados a la República Democrática del Congo donde tenía un foco rebelde. En el 2000, comenzó una campaña para quitarle la tierra a los dueños blancos y esto provocó, (junto a una terrible sequía), una gran falta de alimentos para la población. Años después los ingleses le quitaron la orden de “Caballero” y las Naciones Unidas condenaron la violencia política en el país, pero el señor Mugabe no se dio por aludido, llamando a las naciones occidentales “neocolonialistas que nos quieren mantener esclavos”. Al final de junio de este año, cuando ganó las elecciones y 8 de cada 10 “zimbabweños” se hayan desempleados, (y el hambre campea por sus respetos), dicen que dijo “Sólo Dios me saca del Poder”. Por alguna razón esta historia me resulta familiar. ¿O no?

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