Un dia tendremos:
LIBERTAD PARA LOS PRESOS POLITICOS
LIBRE ACCESO A LA INTERNET
LIBERTAD PARA VIAJAR Y REGRESAR
domingo, 31 de mayo de 2009
sábado, 30 de mayo de 2009
Noticias sobre Yoani en la prensa amarilla venezolana
AHORA RESULTA QUE ES NEO NAZI!
Bloguera cubana patrocinada por neonazis europeos descubierta escribiendo sus artículos desde el wi-fi de hoteles Guillermo Nova, para Prensa Web YVKE - http://www.aporrea.org/10/05/09 - www.aporrea.org/medios/n134263.html
Yoani Sánchez, bloguera cubana patrocinada por grupos europeos de ultraderecha, financiados a su vez por la administración Bush. ¿A quién quiere engañar?
Credito: Archivo
Foto enviada de Yoaní usando el Internet inalámbrico de un hotel de la isla.
10 de mayo 2009. -La bloguera cubana Yoani Sánchez, conocida por el premio Ortega y Gasset que le otorgó el Grupo Prisa, bien remunerado y que suele darse a periodistas con un mayor currículo profesional, suele denunciar en sus artículos la falta de acceso que tiene a Internet, incluso afirmó que son amistades las que consiguen mandar por la red sus artículos manuscritos.Pero cual sería la sorpresa cuando el miércoles 6 de Mayo, la prensa internacional acreditada en la Feria Internacional de Turismo de Cuba (Fitcuba 09), pudieron cruzarse con ella durante el almuerzo preparado en el hotel NH Parque Central de La Habana.Con total tranquilidad estaba sentada en el salón del recibidor con su ordenador portátil y conectada a la red Wi Fi del hotel, el cual hay que pagar en divisa extranjera.Se expuso ante los más de 180 periodistas que están acreditados a este evento, sin que nadie de la Seguridad del Estado la molestara, ni sufrió ningún acto de repudio por parte de la población, algo que ella denuncia en sus artículos que sufre continuamente.La sorpresa y la desilusión fue grande entre algunos profesionales extranjeros cuyos periódicos le pagan por sus colaboraciones, y se sintieron engañados por sus quejas y lamentos ante la dificultad de acceso a Internet, llegando incluso a cuestionarse la veracidad de sus escritos.Yoani Sánchez escribe en una página que se llama desdecuba.net, pero realmente no se hace desde la Isla, sino que el servidor está alojado en Alemania y registrado a nombre de Josef Biechele, el proveedor es la empresa Cronos AG Regensburg, la cual también aloja páginas web de ultraderecha y neonazis y que ha sido denunciada por Los Verdes. El patrocinador es IGFM y tiene como uno de sus portavoces al sajón Arnold Vaatz, esta empresa durante la administración Bush recibió millones de dólares en ayudas.Tal vez su blog se llama Generación Y, por generación Yuma.
Yoani Sánchez, bloguera cubana patrocinada por grupos europeos de ultraderecha, financiados a su vez por la administración Bush. ¿A quién quiere engañar?
Credito: Archivo
Foto enviada de Yoaní usando el Internet inalámbrico de un hotel de la isla.
10 de mayo 2009. -La bloguera cubana Yoani Sánchez, conocida por el premio Ortega y Gasset que le otorgó el Grupo Prisa, bien remunerado y que suele darse a periodistas con un mayor currículo profesional, suele denunciar en sus artículos la falta de acceso que tiene a Internet, incluso afirmó que son amistades las que consiguen mandar por la red sus artículos manuscritos.Pero cual sería la sorpresa cuando el miércoles 6 de Mayo, la prensa internacional acreditada en la Feria Internacional de Turismo de Cuba (Fitcuba 09), pudieron cruzarse con ella durante el almuerzo preparado en el hotel NH Parque Central de La Habana.Con total tranquilidad estaba sentada en el salón del recibidor con su ordenador portátil y conectada a la red Wi Fi del hotel, el cual hay que pagar en divisa extranjera.Se expuso ante los más de 180 periodistas que están acreditados a este evento, sin que nadie de la Seguridad del Estado la molestara, ni sufrió ningún acto de repudio por parte de la población, algo que ella denuncia en sus artículos que sufre continuamente.La sorpresa y la desilusión fue grande entre algunos profesionales extranjeros cuyos periódicos le pagan por sus colaboraciones, y se sintieron engañados por sus quejas y lamentos ante la dificultad de acceso a Internet, llegando incluso a cuestionarse la veracidad de sus escritos.Yoani Sánchez escribe en una página que se llama desdecuba.net, pero realmente no se hace desde la Isla, sino que el servidor está alojado en Alemania y registrado a nombre de Josef Biechele, el proveedor es la empresa Cronos AG Regensburg, la cual también aloja páginas web de ultraderecha y neonazis y que ha sido denunciada por Los Verdes. El patrocinador es IGFM y tiene como uno de sus portavoces al sajón Arnold Vaatz, esta empresa durante la administración Bush recibió millones de dólares en ayudas.Tal vez su blog se llama Generación Y, por generación Yuma.
viernes, 29 de mayo de 2009
Mas sobre Benedetti, (Tomado de El Pais)
La vida de Benedetti estuvo marcada por un exilio obligado que le hizo salir de Uruguay en 1974, por la dictadura militar, que le persiguió y encarceló, y que torturó a familiares y amigos. A España llegó en 1978 huyendo del clima de Cuba por su humedad -él era asmático- y por un problema de comunicación con su familia.
"Si mis padres recibían una carta de Cuba iban presos", explicó el escritor en una entrevista concedida en 2006 al periodista Juan Cruz.
En España se instaló con su amada mujer, Luz López Alegre, su compañera durante más de 57 años, en Palma de Mallorca, desde donde viajaron por muchos lugares, como Cuba, Londres, París, Holanda o Alemania, donde presentó su recital a dos voces con el cantautor Daniel Viglietti. "Comenzó una vida cultural activa coincidiendo con la entrada de la Democracia en España", escribe Hortensia Campanella.
Pero el clima de Mallorca, también por su humedad, les hace instalarse en Madrid por su ambiente seco, en el barrio de Prosperidad. Aquí comienza Benedetti a publicar sus artículos en el diario 'El País', según recuerda Hortensia Campanella en la biografía que sobre el escritor ha publicado hace unos meses en España, "Mario Benedetti. Un mito discretísimo" (Alfaguara).
Y según la biógrafa, estos artículos que fueron muy populares, cargados de lealtad a sus ideas y sobre temas candentes, no contaban con el aprecio de muchos intelectuales españoles, tampoco su posición con Cuba.
"Ciertas elites, no necesariamente de derechas, fruncían su nariz. Así Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa y José Ángel Valente, entre otros, escribieron duras respuestas a lo que planteaba el uruguayo", escribe Campanella.
"Si mis padres recibían una carta de Cuba iban presos", explicó el escritor en una entrevista concedida en 2006 al periodista Juan Cruz.
En España se instaló con su amada mujer, Luz López Alegre, su compañera durante más de 57 años, en Palma de Mallorca, desde donde viajaron por muchos lugares, como Cuba, Londres, París, Holanda o Alemania, donde presentó su recital a dos voces con el cantautor Daniel Viglietti. "Comenzó una vida cultural activa coincidiendo con la entrada de la Democracia en España", escribe Hortensia Campanella.
Pero el clima de Mallorca, también por su humedad, les hace instalarse en Madrid por su ambiente seco, en el barrio de Prosperidad. Aquí comienza Benedetti a publicar sus artículos en el diario 'El País', según recuerda Hortensia Campanella en la biografía que sobre el escritor ha publicado hace unos meses en España, "Mario Benedetti. Un mito discretísimo" (Alfaguara).
Y según la biógrafa, estos artículos que fueron muy populares, cargados de lealtad a sus ideas y sobre temas candentes, no contaban con el aprecio de muchos intelectuales españoles, tampoco su posición con Cuba.
"Ciertas elites, no necesariamente de derechas, fruncían su nariz. Así Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa y José Ángel Valente, entre otros, escribieron duras respuestas a lo que planteaba el uruguayo", escribe Campanella.
martes, 26 de mayo de 2009
En la calle codo a codo
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Publicado el martes 26 de mayo del 2009
ALEJANDRO RIOS: Réquiem por Benedetti
By ALEJANDRO RIOS
Alamar fue uno de los grandes despropósitos urbanísticos cubanos de los años setenta. Vitrina de la solución para la apremiante escasez de viviendas. Fue erigida mediante las llamadas microbrigadas: grupos de 33 trabajadores, de las más diversas procedencias, construyendo edificios de 20 o 30 apartamentos que luego serían distribuidos en asambleas de méritos en los propios centros laborales que habían contribuido con empleados desprovistos de hogar propio.
Ser miembro de la brigada donde se trabajaba entre 12 o 13 horas diarias bajo un régimen militar de expulsión a la tercera llegada tarde o a la primera ausencia injustificada, no garantizaba la obtención del inmueble que podía ir a parar a manos de la familia de un combatiente internacionalista. Quien no obtuviera un apartamento en la primera repartición podía quedarse otros tres años hasta que se construyera un nuevo edificio.
Además, cada obra terminada debía entregar al plan de Alamar dos apartamentos que serían distribuidos entre los exiliados latinoamericanos, principalmente procedentes de Chile, Uruguay y Argentina. Muchos de estos desdichados optaron por la calidez del trópico ante el temor de congelar sus huesos en Estocolmo o la República Democrática Alemana.
El día que al poeta le entregaron las llaves de su apartamento en Alamar parecía sobrecogido por la humildad del aposento amueblado de modo austero y muy rústico en su terminación. Miró perplejo a su esposa con quien había comenzado otras tantas vidas de exilios, aquella velada memorable en el corazón del paraíso proletario que tantas veces había defendido por el mundo.
Era una suerte de intelectual tardío en algunas de las más aciagas jornadas de la revolución cubana que había despachado el caso Padilla sin pudor, encarcelado a Arenas, sin piedad, ya estaba parametrando a sus congéneres y luego los declararía ''escorias'' cuando partieron por el Mariel.
El poeta nunca alzó la voz contra estos desmanes. No era cuestión de involucrarse en los asuntos internos del país, además de estar muy agradecido por el apartamento que no le costaba un centavo y por el trabajo que le habían agenciado en la legendaria Casa de las Américas.
En la dependencia publicitaria y cultural del socialismo cubano para Latinoamérica, dirigida por una mítica guerrillera que luego, desilusionada, se quitaría la vida de un pistoletazo, esperó más pleitesía por su prestigio internacional y nunca pensó que lo harían marcar un reloj de entrada y salida. El imprevisible escenario llegó a simular uno de sus propios poemas de oficina.
Se dio cuenta, sin embargo, al igual que otros escritores y artistas acogidos en la Casa, que el no haber estado en el frente guerrillero de la Sierra Maestra, los hacía entes menores en el proceso político, les concedía un cargo de conciencia que no habían previsto.
Aprendió, como sus colegas cubanos, a no confiar en el prójimo porque supo que cualquier comentario desatinado sobre la revolución y sus protagonistas cimeros, era rápidamente recogido y reportado por delatores que fungían como hombres de letras. Se hizo revolucionario y participó activamente de su miedo.
Cada día abordaba, lo más puntual posible, el ómnibus atestado que lo conducía temprano a su colocación en un viaje casi interplanetario desde Alamar al Vedado. Sudaba copiosamente, no se adaptaba al bochorno del Caribe. Esquivaba con donaire los codazos y empujones mientras sonreía ante el vocabulario barriotero y altisonante que hería su sensibilidad lírica.
Pero en el fondo sufría, no se explicaba por qué no le habían facilitado un auto y todavía sus escasos derechos de autor en dólares ilegales en Cuba no le permitían comprarlo por su cuenta luego de infinidad de permisos y trámites burocráticos.
En la Casa de las Américas sus ingentes esfuerzos investigativos eran constantemente abortados por mítines relámpagos, asambleas de servicio, celebración de efemérides patrióticas y otros sinsabores pero el poeta aguantó con estoicismo el calvario de un sistema que desde un café de Montevideo o Barcelona parecía ser atractivo y esperanzador.
Al final no pudo más. Recogió sus bártulos y se fabricó otro exilio más amable y apropiado entre Europa y su Uruguay natal. De lejos fue testigo del descalabro paulatino de la dictadura que le dio cobijo cuando más lo necesitaba. Nunca dejó de ser cómplice involuntario de sus desafueros porque ninguna entrevista pública logró arrancarle la más mínima crítica a un proceso represivo que contradecía sus ansías de libertad y democracia para todos menos para sus vecinos de la isla.
Mario Benedetti murió hace algunos días en Montevideo y en su desvencijado apartamento de Alamar una familia cubana lo olvida tratando de lidiar con la supervivencia.
© 2009 El Nuevo Herald. All Rights Reserved.http://www.elnuevoherald.com
lunes, 25 de mayo de 2009
LOS VIEJOS CONTRAREVOLUCIONARIOS
MANUEL VAZQUEZ PORTAL: No te hagas el contrarrevolucionario
By MANUEL VAZQUEZ PORTAL
Cuando Angel Santiesteban nació a la literatura cubana la revolución ya no existía, era una entelequia marchando hacia la nada, un grupo de ancianos aferrados a un tiempo congelado que los convierte en verdaderos contrarrevolucionarios.
Los colosos del grupo Orígenes, quienes soñaron alguna vez con el triunfo de una cultura nacional auténtica y quienes vieron --aunque con una visión teleológica-- en la revolución la materialización de sus evocaciones, habían muerto o estaban en el exilio.
La llamada generación de los cincuenta, unos que habían participado de la epopeya --épica sobredimensionada por sus propias voces-- y otros que se preguntaban a quiénes debían la sobrevida, se había desgajado por las suspicacias mutuas tras el caso Padilla y unos eran excesivamente revolucionarios, otros excesivamente taimados y otros excesivamente enclaustrados, pero todos poco confiables.
La renombrada generación del caimán también se había desarticulado luego de unas estrambóticas culpas que llevaron a Eduardo Heras León a Antillana de Acero, a Luis Rogelio Noguera a un taller de imprenta y a otros, en pago a sus hojas de servicios, a Moscú y burós dorados.
La generación hechizada --como llamó en alguna ocasión a nuestra generación el poeta Alex Pausides-- había perdido el encanto primigenio. Roberto Manzano Díaz no cantaba ya a la sabana ni idealizaba a su chiva Fantina. Andrés Reynaldo y Carlos Victoria se habían largado por el Mariel. Reina María Rodríguez se había refugiado en una azotea. Angel Escobar se había suicidado. Leonardo Padura sudaba su fiebre de caballo escribiendo policíacos. Abel Prieto ya era ministro y Senel Paz sabía de memoria que el niño aquel, soñador de un reino en el jardín, podía tener la vida marcada para siempre por la fresa o el chocolate, según la clasificación en que lo engavetara un régimen homofóbico y falocrático.
Luego de ese tempestuoso transito por el dédalo nació a la literatura cubana Angel Santiesteban. Venía acompañado de gente de otro tiempo. Con los ojos menos neblinosos. Con el costal vacío de tanto hueso heroico que había tornado el camino de los anteriores un calvario abrupto. Amir Valle quizás de Palinuro. Sindo Pacheco y Manuel Sosa tal vez subidos a la torre del vigía. León Estrada y Jorge Luis Arzola remando a puro brazo. Pero eso no los salvó de las furias. La porra del policía y el alarido del gris funcionario los alcanzó también. Al exilio muchos, al mutismo otros, a la apostasía los Edeles.
Arzola se vio un día con el rostro tumefacto y el cuerpo adolorido tras una golpiza que la policía política le propinó antes de que despertara en una celda en Jatibonico. Manuel Sosa y varios escritores del grupo experimental de Sancti Spirítus se vieron una noche rodeados de policías. León Estrada, fulminado por un golpe de karate, cayó a los pies de Heriberto Hernández y muy cerca de Carilda Oliver Labra otra noche en Matanzas.
Angel Santiesteban caminaba el domingo pasado por el Vedado. Iba a casa de una amiga. Llevaba encima el último post que publicaría en su blog Los hijos que nadie quiso, alojado en el diario digital Cubaencuentro, pero los sabuesos del odio no lo dejaron llegar. Lo asaltaron en plena calle. Le dijeron que no le convenía hacerse el contrarrevolucionario. Angel Santiesteban no es de los que se afloja y canta la palinodia. Vayan al patio de Proserpina y pregúntenle a David Buzzi, si no me creen. Los enfrentó. Y como al poeta César Vallejo, le dieron duro, con un tubo y duro. Le fracturaron un brazo y le ocasionaron heridas con una navaja. Un ortopeda con grados de capitán lo atendió en el Hospital Naval de La Habana. Desde entonces no se sabe de él.
¿Fue un quinquenio gris? ¿Fue que Tania Díaz Castro se metió en ese lío de los derechos humanos? ¿Fue que María Elena Cruz Varela encabezó una carta de diez intelectuales? Sin remedio. No hay modo de que los arcaicos revolucionarios dejen de ser contrarrevolucionarios. No evolucionan. Se petrificaron. No han cesado. De Heberto Padilla a Angel Santiesteban la friolera de agredidos se vuelve guía telefónica. Por Dios, Angel Santiesteban, no te hagas el contrarrevolucionario, sigue siendo revolucionario y transgresor, como corresponde a un escritor, no te contagies con los fósiles aferrados al poder.
By MANUEL VAZQUEZ PORTAL
Cuando Angel Santiesteban nació a la literatura cubana la revolución ya no existía, era una entelequia marchando hacia la nada, un grupo de ancianos aferrados a un tiempo congelado que los convierte en verdaderos contrarrevolucionarios.
Los colosos del grupo Orígenes, quienes soñaron alguna vez con el triunfo de una cultura nacional auténtica y quienes vieron --aunque con una visión teleológica-- en la revolución la materialización de sus evocaciones, habían muerto o estaban en el exilio.
La llamada generación de los cincuenta, unos que habían participado de la epopeya --épica sobredimensionada por sus propias voces-- y otros que se preguntaban a quiénes debían la sobrevida, se había desgajado por las suspicacias mutuas tras el caso Padilla y unos eran excesivamente revolucionarios, otros excesivamente taimados y otros excesivamente enclaustrados, pero todos poco confiables.
La renombrada generación del caimán también se había desarticulado luego de unas estrambóticas culpas que llevaron a Eduardo Heras León a Antillana de Acero, a Luis Rogelio Noguera a un taller de imprenta y a otros, en pago a sus hojas de servicios, a Moscú y burós dorados.
La generación hechizada --como llamó en alguna ocasión a nuestra generación el poeta Alex Pausides-- había perdido el encanto primigenio. Roberto Manzano Díaz no cantaba ya a la sabana ni idealizaba a su chiva Fantina. Andrés Reynaldo y Carlos Victoria se habían largado por el Mariel. Reina María Rodríguez se había refugiado en una azotea. Angel Escobar se había suicidado. Leonardo Padura sudaba su fiebre de caballo escribiendo policíacos. Abel Prieto ya era ministro y Senel Paz sabía de memoria que el niño aquel, soñador de un reino en el jardín, podía tener la vida marcada para siempre por la fresa o el chocolate, según la clasificación en que lo engavetara un régimen homofóbico y falocrático.
Luego de ese tempestuoso transito por el dédalo nació a la literatura cubana Angel Santiesteban. Venía acompañado de gente de otro tiempo. Con los ojos menos neblinosos. Con el costal vacío de tanto hueso heroico que había tornado el camino de los anteriores un calvario abrupto. Amir Valle quizás de Palinuro. Sindo Pacheco y Manuel Sosa tal vez subidos a la torre del vigía. León Estrada y Jorge Luis Arzola remando a puro brazo. Pero eso no los salvó de las furias. La porra del policía y el alarido del gris funcionario los alcanzó también. Al exilio muchos, al mutismo otros, a la apostasía los Edeles.
Arzola se vio un día con el rostro tumefacto y el cuerpo adolorido tras una golpiza que la policía política le propinó antes de que despertara en una celda en Jatibonico. Manuel Sosa y varios escritores del grupo experimental de Sancti Spirítus se vieron una noche rodeados de policías. León Estrada, fulminado por un golpe de karate, cayó a los pies de Heriberto Hernández y muy cerca de Carilda Oliver Labra otra noche en Matanzas.
Angel Santiesteban caminaba el domingo pasado por el Vedado. Iba a casa de una amiga. Llevaba encima el último post que publicaría en su blog Los hijos que nadie quiso, alojado en el diario digital Cubaencuentro, pero los sabuesos del odio no lo dejaron llegar. Lo asaltaron en plena calle. Le dijeron que no le convenía hacerse el contrarrevolucionario. Angel Santiesteban no es de los que se afloja y canta la palinodia. Vayan al patio de Proserpina y pregúntenle a David Buzzi, si no me creen. Los enfrentó. Y como al poeta César Vallejo, le dieron duro, con un tubo y duro. Le fracturaron un brazo y le ocasionaron heridas con una navaja. Un ortopeda con grados de capitán lo atendió en el Hospital Naval de La Habana. Desde entonces no se sabe de él.
¿Fue un quinquenio gris? ¿Fue que Tania Díaz Castro se metió en ese lío de los derechos humanos? ¿Fue que María Elena Cruz Varela encabezó una carta de diez intelectuales? Sin remedio. No hay modo de que los arcaicos revolucionarios dejen de ser contrarrevolucionarios. No evolucionan. Se petrificaron. No han cesado. De Heberto Padilla a Angel Santiesteban la friolera de agredidos se vuelve guía telefónica. Por Dios, Angel Santiesteban, no te hagas el contrarrevolucionario, sigue siendo revolucionario y transgresor, como corresponde a un escritor, no te contagies con los fósiles aferrados al poder.
jueves, 21 de mayo de 2009
Guillermo Rosales
Conocí a Guillermo en 1991, o quizás 1992. Por entonces visitaba una clínica en Coral Way, donde veía pacientes los martes. Muy a menudo los administradores me pedían que atendiera a algún paciente de MEDICAID, lo que era lo mismo que trabajar por amor al prójimo, porque este “seguro de salud” para los mas necesitados no pagaba servicios psicológicos. Un día me dijeron: “Ahí hay uno que te va a gustar. Dice que es escritor”.
(Los pacientes de MEDICAID, resultaban siempre deshabilitados, con condiciones crónicas y enormes necesidades sociales. Visitaban al psiquiatra, durante escasos cinco minutos para buscar su “refill” de medicamentos. Alguna vez alguien tuvo ganas de ser oído, de buscar de la palabra alguna “cosita que ayude al vivir”. Por lo general mis intervenciones eran psicosociales, que no de “terapia profunda”, porque se trataba de eso, para “resolver”.)
“Dile que entre”. Y entro un hombre alto, quizás se veía mas alto, porque era puro hueso, piel tostada, cierta seriedad que parecía pose, aquella ropa que caía como en un perchero, los pasos largos, y unos ojos que intentaban horadarme hasta las entrañas, no vaya a ser que me agredas. Tanta elegancia vestida con harapos y por eso mismo soberbia. Guillermo quería que le preguntaran, que es lo normal, y eso hice. Un derroche de elegancia, de buena dicción, de maneras educadas, de contarme su vida.
La semana siguiente, llegué muy temprano, y cuando salía del estacionamiento lo vi, parado en la esquina, con aires de yonofui o de yosíse. “Déjelo para el final”. Y otra vez la historia. Me traía un volumen de Boarding Home y muchas historias. Se enredó en historias torcidas de gentes que parecían mucho más torcidas que las propias historias. Que de nada sirvió el premio “Letras de Oro”, que el editor, gordo y abusivo se había quedado con todo. Que era lo mismo, aquí que allá.
(Apenas dos años después de mi internado y sin siquiera llegar a los cuarenta años, hablar con un esquizofrénico (por diagnóstico) tan genial, podía ser un reto. Y lo era. Cuando una está acabada de graduar, quiere ayudar y quiere ayudar, (mezcla de ignorancia y buena voluntad). y a veces no sabe cómo. Traté.)
La semana siguiente, después de leer “Boarding Home”, ya se trataba de un asunto serio. Y así fue durante meses. Guillermo había cogido algunas libras, pocas, pero suficientes para desplegar su elegancia. El mismo decía: “En labana me decían Lord Jim”. Un día me trajo un manuscrito sin editar: “El Juego de la Viola”, era una serie de viñetas de polimorfos perversos. Me recordó la obra de Goldin, “Lord of the Flies”, que igual que “la Viola” no tuvo mucho éxito al principio. No se qué cuento me hizo de Cuba, donde lo habían aplastado. Nada nuevo. Cuando le devolví el manuscrito, me dijo que se lo llevaría a Carlos Victoria, que lo iba a ayudar. (Ya son dos los muertos).
(Mi relato no incluye los elementos de psicoterapia, de asuntos íntimos de la vida, que no se ventilan, ni con la muerte, como no sea para propósitos científicos. El tiempo pasaba y “progresábamos”. Uno de mis mejores instructores en el doctorado me había hablado del “enmeshment”. Esto se parecía mucho a eso.)
Por entonces tenía mucho trabajo, (creo que hasta el día de hoy), y tenia que cubrir unos cuantos hospitales. Participaba en un proyecto, uno de los primeros, (y fallido) contra el Alzheimer. Y un martes no pude ir a la clínica. Cerca de las dos de la tarde me llamaron al cellular, (móvil que parecía un ladrillo). “Aquí está Guillermo, que no se va hasta que tu llegues”. Y fui.
Pasaron los meses y mis visitas a la clínica fueron mucho más esporádicas. Un día, me encuentro a Guillermo todo averiado. ¿Qué pasó? El cuento que cuento me lo contó él: “Unos tipos, que estaban en la acera me dijeron maricón, y les fui pa’rriba”. Me imagino a Lord Jim, caminando con sus pasos largos, escuálido, que miró de pronto, (aunque venía midiéndolos desde mucho antes), a unos guapos en Little Havana, su mirada podía ser a la vez profunda y taciturna, su aire deotroplaneta, su sensibilidad a flor de piel, sus paranoias, sus resortes de defensa, su fragilidad de gigante, su aprendizaje en un mundo sórdido, allá y aquí, donde parece no haber espacio para los diferentes. Me imagino a los guapos abusivos, y los huesos de Guillermo en la acera.
Pasó el tiempo y pasé unos meses sin ir a la clínica de Coral Way. Por entonces trabajaba 24X7. Una llamada: “Doctora, vinieron los de medicina legal, a buscar los files de Guillermo”. ¿Qué pasó? “Se mató”.
Hoy se lanza, en una librería de New York, una edición en inglés de Boarding Home, la novela de Guillermo Rosales que ganara el Premio Letras de Oro en 1987. (He comprado unos diez volúmenes de este libro en su edición original para regalarlo a supervisados y estudiantes en el sur de la Florida). La traductora, Anna Kushner, le ha cambiado el nombre por “The Halfway House”, que en realidad no tiene mucho que ver con el “home”, (Assisted Living Facility), que describió Rosales. Hoy es un día para recordarlo.
(Los pacientes de MEDICAID, resultaban siempre deshabilitados, con condiciones crónicas y enormes necesidades sociales. Visitaban al psiquiatra, durante escasos cinco minutos para buscar su “refill” de medicamentos. Alguna vez alguien tuvo ganas de ser oído, de buscar de la palabra alguna “cosita que ayude al vivir”. Por lo general mis intervenciones eran psicosociales, que no de “terapia profunda”, porque se trataba de eso, para “resolver”.)
“Dile que entre”. Y entro un hombre alto, quizás se veía mas alto, porque era puro hueso, piel tostada, cierta seriedad que parecía pose, aquella ropa que caía como en un perchero, los pasos largos, y unos ojos que intentaban horadarme hasta las entrañas, no vaya a ser que me agredas. Tanta elegancia vestida con harapos y por eso mismo soberbia. Guillermo quería que le preguntaran, que es lo normal, y eso hice. Un derroche de elegancia, de buena dicción, de maneras educadas, de contarme su vida.
La semana siguiente, llegué muy temprano, y cuando salía del estacionamiento lo vi, parado en la esquina, con aires de yonofui o de yosíse. “Déjelo para el final”. Y otra vez la historia. Me traía un volumen de Boarding Home y muchas historias. Se enredó en historias torcidas de gentes que parecían mucho más torcidas que las propias historias. Que de nada sirvió el premio “Letras de Oro”, que el editor, gordo y abusivo se había quedado con todo. Que era lo mismo, aquí que allá.
(Apenas dos años después de mi internado y sin siquiera llegar a los cuarenta años, hablar con un esquizofrénico (por diagnóstico) tan genial, podía ser un reto. Y lo era. Cuando una está acabada de graduar, quiere ayudar y quiere ayudar, (mezcla de ignorancia y buena voluntad). y a veces no sabe cómo. Traté.)
La semana siguiente, después de leer “Boarding Home”, ya se trataba de un asunto serio. Y así fue durante meses. Guillermo había cogido algunas libras, pocas, pero suficientes para desplegar su elegancia. El mismo decía: “En labana me decían Lord Jim”. Un día me trajo un manuscrito sin editar: “El Juego de la Viola”, era una serie de viñetas de polimorfos perversos. Me recordó la obra de Goldin, “Lord of the Flies”, que igual que “la Viola” no tuvo mucho éxito al principio. No se qué cuento me hizo de Cuba, donde lo habían aplastado. Nada nuevo. Cuando le devolví el manuscrito, me dijo que se lo llevaría a Carlos Victoria, que lo iba a ayudar. (Ya son dos los muertos).
(Mi relato no incluye los elementos de psicoterapia, de asuntos íntimos de la vida, que no se ventilan, ni con la muerte, como no sea para propósitos científicos. El tiempo pasaba y “progresábamos”. Uno de mis mejores instructores en el doctorado me había hablado del “enmeshment”. Esto se parecía mucho a eso.)
Por entonces tenía mucho trabajo, (creo que hasta el día de hoy), y tenia que cubrir unos cuantos hospitales. Participaba en un proyecto, uno de los primeros, (y fallido) contra el Alzheimer. Y un martes no pude ir a la clínica. Cerca de las dos de la tarde me llamaron al cellular, (móvil que parecía un ladrillo). “Aquí está Guillermo, que no se va hasta que tu llegues”. Y fui.
Pasaron los meses y mis visitas a la clínica fueron mucho más esporádicas. Un día, me encuentro a Guillermo todo averiado. ¿Qué pasó? El cuento que cuento me lo contó él: “Unos tipos, que estaban en la acera me dijeron maricón, y les fui pa’rriba”. Me imagino a Lord Jim, caminando con sus pasos largos, escuálido, que miró de pronto, (aunque venía midiéndolos desde mucho antes), a unos guapos en Little Havana, su mirada podía ser a la vez profunda y taciturna, su aire deotroplaneta, su sensibilidad a flor de piel, sus paranoias, sus resortes de defensa, su fragilidad de gigante, su aprendizaje en un mundo sórdido, allá y aquí, donde parece no haber espacio para los diferentes. Me imagino a los guapos abusivos, y los huesos de Guillermo en la acera.
Pasó el tiempo y pasé unos meses sin ir a la clínica de Coral Way. Por entonces trabajaba 24X7. Una llamada: “Doctora, vinieron los de medicina legal, a buscar los files de Guillermo”. ¿Qué pasó? “Se mató”.
Hoy se lanza, en una librería de New York, una edición en inglés de Boarding Home, la novela de Guillermo Rosales que ganara el Premio Letras de Oro en 1987. (He comprado unos diez volúmenes de este libro en su edición original para regalarlo a supervisados y estudiantes en el sur de la Florida). La traductora, Anna Kushner, le ha cambiado el nombre por “The Halfway House”, que en realidad no tiene mucho que ver con el “home”, (Assisted Living Facility), que describió Rosales. Hoy es un día para recordarlo.
domingo, 17 de mayo de 2009
Honrando a Mario Benedetti (setiembre 14,1920-mayo 17, 2009)
Te quiero
Tus manos son mi caricia
Mis acordes cotidianos
Te quiero porque tus manos
Trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho mas que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho mas que dos
Las dictaduras, de izquierda o derecha son sólo eso, dictaduras.
Tus manos son mi caricia
Mis acordes cotidianos
Te quiero porque tus manos
Trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho mas que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho mas que dos
Las dictaduras, de izquierda o derecha son sólo eso, dictaduras.
viernes, 15 de mayo de 2009
LECTURA PARA UN JUEVES (municipal y espeso)
(Primera Parte)
Cuando el director respondió a una pregunta del público, diciendo que habían ensayado tres veces, algunos casi se caen del asiento. Tengo algunas referencias de primera mano que informan acaso dos y un poco mas. Sin embargo, los que asistieron a Teatro en Miami Estudio el jueves, asistieron a un banquete. Chamaco, (la pieza que ha lanzado a su autor, Abel González Melo, chamaco el mismo, a las tablas internacionales); se leyó, con dramatización, movimientos escénicos, vestuario incipiente, y un respeto por el teatro y por todos nosotros, que merece un respiro. Quizás lo que merece es un respeto.
Asistimos al regreso del director y dramaturgo del patio, Alberto Sarraín, quien ha dirigido algo más de 40 piezas en su vida, pero que durante los últimos siete años, vivió haciendo teatro entre la madre patria, (o el padre patrio), y la isla infinita, (esa no tiene otro nombre), convencido de que nació para hacer teatro y se va a morir en las mismas. Sarraín ha regresado a “labanaquemesdada”, a “donde nunca pasa nada”, donde el mal gusto hace ola, donde un curita enamorado explica su liviandad acudiendo a resortes cantinflescos (fueron los espías de Castro), donde, definitivamente y para volver al grano, cuesta mucho hacer “teatro serio”.
De Chamaco, el texto, hablaré después. Ahora se impone hablar de los hacedores: lectores, director, sonidista, luces, vestuario y todo eso. Se reunieron en escena actores de tres generaciones al menos, con diferente formación profesional (y oleadas de exilio), para leer la obrita que dio que pensar en Londres, La Habana y Estambul. Solo con stakeholders, (los hacedores) de ese calibre se puede hacer una lectura tan municipal, (porque todos debieron verla) y tan espesa (porque hubieran perdido el sueño, enmarañados en esa bruma densa que es la vida, sobretodo la vida urbana): Natasha y Mayito se unieron a Jorge Hernandez, y luego a Leandro, Alain, Ali, Lian y Adrian, los más jóvenes. Unidos por el “concepto” de Alberto Sarraín. Ni siquiera pienso que esto era “teatro de actores”, (como decir un monólogo), sino que esta vez los saltimbanquis de verdadera vocación y talento, se juntaron para hacer teatro.
En horabuena!
Y Bienvenido, Alberto!
Stakeholders,
(por orden de aparición):
Natasha Amador, Leandro Peraza, Alain Casalla, Adrian Mas, Lian Cenzano, Jorge Hernandez, Ali Sanchez, Mario Salas-Lanz, y los otros: Daniel Correa, Alberto Sarrain y el propio Abel que anduvo supervisando luces y sonidos, con la asistencia de TEM Estudio).
Natasha Amador, Leandro Peraza, Alain Casalla, Adrian Mas, Lian Cenzano, Jorge Hernandez, Ali Sanchez, Mario Salas-Lanz, y los otros: Daniel Correa, Alberto Sarrain y el propio Abel que anduvo supervisando luces y sonidos, con la asistencia de TEM Estudio).
domingo, 10 de mayo de 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
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